La Botifarra es un juego de naipes que goza de gran popularidad en Cataluña, del que pueden participar cuatro jugadores (divididos en dos parejas) utilizando 48 cartas de la baraja española, correspondiéndole 12 a cada uno.
Entre las principales características del juego Botifarra figura la prohibición de hablar, mostrar las cartas al compañero o efectuar comentarios y señales para dar una idea de la mano que le ha tocado.
El objetivo al jugar Botifarra es conseguir 101 puntos, antes de que lo haga la otra pareja. Por lo tanto, es un juego donde se requiere mucha estrategia porque cada jugada tiene relación directa y a la vez incide en lo que los otros participantes vayan a realizar.
Para definir quién será encargado de repartir las cartas al jugar Botifarra, se le asignará un palo a cada jugador, luego se mezclará el mazo para, finalmente, dar vuelta la carta que en la parte superior. El palo de ésta definirá la posición mencionada, que ofrece una gran ventaja porque dicha persona será la encargada también de definir el palo del triunfo (es decir aquel cuyas cartas pasarán a valer más que las demás); también es posible no asignar un triunfo en una acción que se denomina, precisamente, “botifarra”.
En el juego de la Botifarra los naipes se reparten de cuatro en cuatro, hasta que cada jugador reciba 12 en total, comenzando por quien está sentado a la derecha del que reparte, el que será mano durante esa ronda.
La mano abrirá la partida de Botifarra arrojando un naipe sobre la mesa, al tiempo que los de la pareja contraria deberán tratar de “matarlo” colocando una carta de mayor valor o del palo del triunfo. Quien haya jugado el naipe más alto se quedará con la baza, es decir, con los cuatro naipes que fueron tirados sobre la mesa y será el encargado de comenzar la siguiente.
Al igual que en otros juegos de este estilo, en la Botifarra existe la figura del “fallo”, lo que significa no contar con una carta del palo que se está jugando en la baza en curso.
Una vez que todos los jugadores se quedan sin naipes en la mano para jugar se procede al recuento de puntos en la Botifarra, respetando la siguiente tabla de valores: los naipes marcados con el número nueve valen cinco puntos; el As cuatro puntos; el Rey tres puntos; el caballo dos puntos; la Sota un punto; los naipes situados entre el dos y el ocho (éstos incluidos) no suman puntos.
Además del puntaje asignado de acuerdo a los naipes, también se otorgan otros puntos adicionales: uno por cada baza ganada; por otro lado se deberá multiplicar por dos la cifra obtenida si durante esa mano se había declarado Botifarra o si hubo contro, por cuatro si se cantó recontro o por ocho si hubo Sant Vicenç (estas tres modalidades mencionadas serán explicadas en el próximo párrafo) Cabe destacar que, si ambas parejas superan los treinta y seis puntos, ninguna sumará puntos.
Al jugar Botifarra existen algunas opciones que permiten que el juego se torne más interesante una vez que se haya definido el palo del triunfo, estas son: contro (la pareja contraria a la que eligió el triunfo puede cantar “contro” con lo que se permite a quien gane esa mano duplicar el puntaje o multiplicar por cuatro si hubo botifarra); recontro (si la mano ha sido contrada, la pareja que seleccionó el palo del triunfo puede cantar “recontro” lo que hará que el puntaje final se multiplique por cuatro) y Sant Vicenç (esta opción sólo puede ser utilizada por quienes cantaron “contro” si los oponentes cantaron “recontro” y si no hubo botifarra)
Entre las principales características del juego Botifarra figura la prohibición de hablar, mostrar las cartas al compañero o efectuar comentarios y señales para dar una idea de la mano que le ha tocado.
El objetivo al jugar Botifarra es conseguir 101 puntos, antes de que lo haga la otra pareja. Por lo tanto, es un juego donde se requiere mucha estrategia porque cada jugada tiene relación directa y a la vez incide en lo que los otros participantes vayan a realizar.
Para definir quién será encargado de repartir las cartas al jugar Botifarra, se le asignará un palo a cada jugador, luego se mezclará el mazo para, finalmente, dar vuelta la carta que en la parte superior. El palo de ésta definirá la posición mencionada, que ofrece una gran ventaja porque dicha persona será la encargada también de definir el palo del triunfo (es decir aquel cuyas cartas pasarán a valer más que las demás); también es posible no asignar un triunfo en una acción que se denomina, precisamente, “botifarra”.
En el juego de la Botifarra los naipes se reparten de cuatro en cuatro, hasta que cada jugador reciba 12 en total, comenzando por quien está sentado a la derecha del que reparte, el que será mano durante esa ronda.
La mano abrirá la partida de Botifarra arrojando un naipe sobre la mesa, al tiempo que los de la pareja contraria deberán tratar de “matarlo” colocando una carta de mayor valor o del palo del triunfo. Quien haya jugado el naipe más alto se quedará con la baza, es decir, con los cuatro naipes que fueron tirados sobre la mesa y será el encargado de comenzar la siguiente.
Al igual que en otros juegos de este estilo, en la Botifarra existe la figura del “fallo”, lo que significa no contar con una carta del palo que se está jugando en la baza en curso.
Una vez que todos los jugadores se quedan sin naipes en la mano para jugar se procede al recuento de puntos en la Botifarra, respetando la siguiente tabla de valores: los naipes marcados con el número nueve valen cinco puntos; el As cuatro puntos; el Rey tres puntos; el caballo dos puntos; la Sota un punto; los naipes situados entre el dos y el ocho (éstos incluidos) no suman puntos.
Además del puntaje asignado de acuerdo a los naipes, también se otorgan otros puntos adicionales: uno por cada baza ganada; por otro lado se deberá multiplicar por dos la cifra obtenida si durante esa mano se había declarado Botifarra o si hubo contro, por cuatro si se cantó recontro o por ocho si hubo Sant Vicenç (estas tres modalidades mencionadas serán explicadas en el próximo párrafo) Cabe destacar que, si ambas parejas superan los treinta y seis puntos, ninguna sumará puntos.
Al jugar Botifarra existen algunas opciones que permiten que el juego se torne más interesante una vez que se haya definido el palo del triunfo, estas son: contro (la pareja contraria a la que eligió el triunfo puede cantar “contro” con lo que se permite a quien gane esa mano duplicar el puntaje o multiplicar por cuatro si hubo botifarra); recontro (si la mano ha sido contrada, la pareja que seleccionó el palo del triunfo puede cantar “recontro” lo que hará que el puntaje final se multiplique por cuatro) y Sant Vicenç (esta opción sólo puede ser utilizada por quienes cantaron “contro” si los oponentes cantaron “recontro” y si no hubo botifarra)